Señor director,
Paradójicamente, una de las principales frustraciones que he observado en diversos investigadores nacionales no está relacionada con los resultados de sus investigaciones, sino con la creciente burocracia administrativa. Muchos de ellos se sienten impotentes frente a un sistema que consume un tiempo valiosísimo en rendiciones de cuentas, algunas de las cuales están considerablemente alejadas de sus objetivos científicos.
Este problema se refleja, en particular, en cómo el valioso instrumento Fondecyt ha perdido la flexibilidad que anteriormente le permitía al investigador gestionar los recursos óptimamente de manera directa. Hoy en día, los investigadores enfrentan jornadas exhaustivas para justificar sus gastos, lidian con plataformas que, para muchos, resultan poco intuitivas, y, como consecuencia, pierden un tiempo crucial que podría destinarse a la investigación, la docencia superior y la formación de capital humano avanzado.
Varios de ellos, quienes cumplen sin dificultad con los requisitos científicos, expresan con tristeza que no volverían a postular a este tipo de líneas de financiamiento debido al impacto negativo que ha tenido, entre otros ámbitos, en su salud mental.
La fiscalización debería basarse en un principio de proporcionalidad, algo que, lamentablemente, no se está ponderando de manera adecuada. Todo esto ocurre en un contexto donde lo más relevante de estas líneas de financiamiento debería ser el impacto de los resultados científicos y su aporte al conocimiento de nuestro país.
Daniel Burgos Bravo
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Carta al Director del El Mostrador publicada el día 10 de abril de 2025 [descarga].-