Qué lugar más propicio para la integración, tolerancia y diversidad que el espacio universitario. Nada ni nadie dentro de éste, salvo los preceptos éticos y legales, pueden acotar la libertad de pensamiento que se vive en una casa de estudios superiores.
Para asegurar que dicho espacio de apertura de mente, de expansión del conocimiento, de diversidad y divergencia de posiciones, se conserve incólume a los problemas de intolerancia y fanatismo de la sociedad actual, se deben entender las universidades como instituciones tolerantes y pluralistas, más allá de su propietario. En ella la convivencia entre personas diferentes conforman la fortaleza que permite afrontar el devenir histórico.
Fiel ejemplo de lo anterior ha sido la Universidad de Chile. Como casa de estudios superiores laica, tolerante y diversa, su rol nacional y público ha podido ser plasmado a través del respeto inter-institucional e intra-institucional. Más allá de las posiciones ideológicas, la comunidad universitaria defiende su rol de promoción del progreso nacional, poniendo el diálogo sobre la agresión, la construcción de ideas sobre la destrucción de éstas.
En momentos en que la Universidad de Chile en particular y el sistema de educación superior en general se enfrentan a cambios importantes, le asiste a los distintos actores del proceso recordar que la Universidad es un espacio integrador, tolerante y diverso, donde el pensamiento divergente es respetado en tanto cuanto es un derecho fundamental de las personas opinar de manera diferente. Caer en las caricaturas de divisiones anacrónicas de décadas pasadas es lo que algunos desean, con lo cual ponen en peligro la esencia de los cambios que la Universidad quiere democráticamente otorgarse.
Daniel Burgos Bravo
Senador Universitario
Para asegurar que dicho espacio de apertura de mente, de expansión del conocimiento, de diversidad y divergencia de posiciones, se conserve incólume a los problemas de intolerancia y fanatismo de la sociedad actual, se deben entender las universidades como instituciones tolerantes y pluralistas, más allá de su propietario. En ella la convivencia entre personas diferentes conforman la fortaleza que permite afrontar el devenir histórico.
Fiel ejemplo de lo anterior ha sido la Universidad de Chile. Como casa de estudios superiores laica, tolerante y diversa, su rol nacional y público ha podido ser plasmado a través del respeto inter-institucional e intra-institucional. Más allá de las posiciones ideológicas, la comunidad universitaria defiende su rol de promoción del progreso nacional, poniendo el diálogo sobre la agresión, la construcción de ideas sobre la destrucción de éstas.
En momentos en que la Universidad de Chile en particular y el sistema de educación superior en general se enfrentan a cambios importantes, le asiste a los distintos actores del proceso recordar que la Universidad es un espacio integrador, tolerante y diverso, donde el pensamiento divergente es respetado en tanto cuanto es un derecho fundamental de las personas opinar de manera diferente. Caer en las caricaturas de divisiones anacrónicas de décadas pasadas es lo que algunos desean, con lo cual ponen en peligro la esencia de los cambios que la Universidad quiere democráticamente otorgarse.
Daniel Burgos Bravo
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